
Una hora y media de shoegaze en 20 canciones, cinco de ellas vestidas de encore, fue el setlist ofrecido por The Jesus and Mary Chain en una noche de noise con estética futurista con su sonido que parece no envejecer.
Los hermanos Reid y compañía ingresaban al escenario vestidos de negro y con la pose británica orgullosa para comenzar con un setlist replicado desde sus últimas presentaciones: Amputation fue la encargada de abrir y dar el motivo para encender al público.
Sí estructuráramos el concierto sería a través de cuatro partes.
En la primera, se notaba a unos escoceses correctos, tocando bien, pero sin corresponder a los fans de herencia su energía en la pista general del Plaza Condesa, mientras los fans calmos esperaban a ver a la banda explotar.
April Skies, Head On, Blues From a Gun, Mood Rider, Black and Blues y Far Gone and Out, compusieron dicha primera parte.

Pero para la segunda, The Jesus ensordeció la sala con noise y shoegaze que transformaron los paneles de abejas del Plaza en paredes sónicas con piezas como Between Planets, Taste of Cindy, The Living End y Never Understand. Este set enloqueció a los fans para crear un slam en cada una de las canciones.

La tercera parte bajó los decibeles, pero aún con chispazos de distorsión con All Things Pass, Some Candy Talking, Halfway to Crazy, para subir de nuevo el noise con una versión extendida de Reverence y cerrar oficialmente el concierto.

Para el encore, regresaron con Just Like Honey, un clásico querido y coreado que dio paso a Cracking Up, In a Hole y War of Peace que terminó con un poder en las guitarras que preparó los oídos para I Hate Rock ‘n’ Roll y cerrar una noche de ruido, sí, que dejó a más de uno ensordecido pero agradecidos con la energía escocesa que no se vio ni cuando reemplazaron a los Manic Street Preachers en el pasado Corona Capital.

En el explosivo concierto estuvo presente Brandon Welchez, el frontman de la banda estadounidense de shoegaze Crocodiles que ha tenido una agradable aceptación en el público mexicano.